Pasear por cualquier calle, por muy monótona que pueda parecer y por muy llena de coches que pueda estar, siempre se vuelve muchísimo más amena si, de repente, uno encuentra arte en estado puro en unos metros cuadrados escasos.
'Exhibition Road' es una de las calles londinenses situadas en uno de los núcleos museísticos más importantes de esta ciudad. A ambos lados uno puede encontrar grandes galerías como el 'Victoria and Albert Museum' (donde, por otra parte, paso 8 horas al día trabajando) o también el 'Natural History Museum'. Verdaderos centros de arte.
Pero ese arte que muchas veces se encuentra encerrado entre las paredes de las exposiciones, galerías y museos también sale a la calle y es ahí donde uno se da cuenta de que, hoy en día, existen miles, millones de artistas que simplemente buscan el reconocimiento o, tal vez, su breve minuto de gloria para poder demostrar lo que llevan dentro.
Fue precisamente en 'Exhibition Road', mencionada anteriormente, donde encontré una parte de ese arte que podemos llamar callejero pero que no por estar en la calle tiene menos calidad que aquel que se encuentra enmarcado por oro o expuesto en vitrinas.


Por su parte, la segunda imagen muestra a otro de los tantísimos artistas que salen a la calle a diario para demostrar que ellos también merecen un reconocimiento por aquello que hacen. Debo decir que el joven sin camiseta desde luego merecía un premio. Al menos por aguantar las gélidas temperaturas de Londres si apenas ropa y por saltar descalzo sobre miles de afilados y cortantes pedacitos de cristal.
Pero el arte callejero va más allá de nuestra imaginación. Es sorprendente cómo de una simple pared, agrietada por el paso del tiempo y abandonada al devenir de los días, se puede crear una obra que de ser expuesta en una galería recibiría más de una mirada curiosa e interesada.
Si no me creen, observen la siguiente imagen.
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