domingo, 11 de abril de 2010

Un día en el parque

Ha sido una mañana inolvidable,
como todas las que pasan en un parque.

¿No serás tú? ¿No serás tú?

Quizás no importa el sitio y eso está de más.

Suena el despertador. Desayuno fugaz mas ducha rápida. Carrera al supermercado. Tarjetas. Prisa. Gente. Carrera a la estación. Metro. Retraso. Caos. Multitud. Reencuentro tras retraso, caos y multitud. Destino alcanzado. Parque. Sol. Calor. Tranquilidad mas naturaleza y paz. Descanso. Fuera estrés. Felicidad.

Pues sí. Un día en el parque da para mucho. Mucho. Muchísimo. Sobre todo, y por encima de todo, para desconectar de la rutina, descansar y evadirse por un momento del estrés de las grandes ciudades.
La gente no anda, camina. La gente no tiene prisa. La gente ríe. La gente disfruta. La luz del sol les cambia. Nos cambia. Todo es tranquilidad. La tensión por no llegar tarde a cualquier sitio se desvanece y sólo interesa disfrutar. El tiempo se para. No corre. Las horas no existen. ¿Puntualidad? ¿Qué es eso? ¡Estamos en el parque! En el parque nada importa. No hay prisa, ni tensión, ni caos. Multitud puede que si pero no importa. La multitud es lo que nutre al parque de vida. ¡Qué vida cuando estamos en el parque!

Baby I have been here before
I know this room, I've walked this floor
I used to live alone before I knew you.
I've seen your flag on the marble arch
Jeff Buckley – Hallelujah

Gracias C., L., N. y M.

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