domingo, 25 de abril de 2010

Viaje al pasado

"Es mejor equivocarse que no hacer nada.
Prefiero meter la pata a perdérmelo todo".

(Los Crímenes de Oxford)

Viajar al pasado siempre está bien. Es cansado, sí, pero hacer girar la ruleta del tiempo y retroceder unos años ha sido algo a lo que siempre me ha gustado jugar.
Esta mañana decidí coger un tren, el tren del pasado. Ahora que estoy en Londres me apetecía mucho volver a ver algunos de los lugares que visité cuando vine por primera vez a estas tierras. Y uno de esos lugares mágicos que tenía en mente era Oxford.
Cuando visité esta ciudad en el año 2004 me llevé un buen recuerdo de sus estrechas callejuelas, de su gente, de sus parques... En Oxford se encuentra la universidad más antigua del mundo anglófono y, por este motivo, sin querer, todo está cuidadosamente preparado para los estudiantes. Para muchos es el lugar perfecto para ser universitario, para estudiar. La magia y el encanto de sus edificios y de la propia ciudad en sí anima a estudiar. Decir esto suena mal por aquello de que "a nadie le gusta estudiar" pero está claro que si nos ponemos a elegir, saldría ganando la opción de estudiar en un sitio como éste.
Pues eso. Que me bajé del tren con destino a 2004 y me puse a caminar por Oxford. Poco a poco los recuerdos me fueron llegando a la mente como pequeñas gotas de color que caen sobre un lienzo en blanco antes de empezar a pintar. ¡Por aquí pasé!, ¡aquí paré a descansar, junto a esta fuente!, ¡aquí me hice una foto, bueno dos...bueno, muchas! Mi mente proyectaba imágenes de lugares, edificios, calles... constantemente.
Realmente era un viaje al pasado. Todo seguía exactamente en su sitio. Parecía un decorado que habían vuelto a construir para mi, para mi viaje. Me sentía, en cierto modo, como Alicia en el país de las maravillas. De hecho, Alicia nació allí, en Oxford. Un sitio perfecto para nacer. Ahora entiendo perfectamente que, viviendo en una ciudad así, a Lewis Carroll le llegase la inspiración para crear uno de los personajes más conocidos del mundo. Es una ciudad que te atrapa, te hacer ser parte de su escenario.
Cuando llegué a Bodleian Library (la biblioteca que aparece en la imagen) cerré los ojos. Lo hice durante unos segundos. Lo suficiente como para sentir que mi mente viajaba a través del tiempo, seis años atrás. Había vuelto al mismo lugar. Mi mente viajó al pasado y se llenó de recuerdos, olores, gente.
Volví a abrir los ojos y seguí caminando lentamente. Era el momento de volver, de dejar atrás ese lugar, de volver al presente. Los viajes en el tiempo suelen ser breves pero merecen la pena. El simple hecho de recordar buenos momentos hace que te sientas bien. Creo que seguiré viajando al pasado durante los próximos meses.

"If you don't go, you'll never know!"

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