miércoles, 21 de abril de 2010

Y de repente ... ella

I could be brown
I could be blue
I could be violet sky
I could be hurtful
I could be purple
I could be anything you like
MIKA – Grace Kelly

Vertical, studio shot, copy space, pink background, photography, portrait, waist-up, woman, one, actress, american artist, hollywood, cinema, star, beauty, famous, elegance, [...].

Éstos son algunos de los términos que cualquier museo o archivo fotográfico virtual (picture library, que en inglés suena mejor) utilizaría para describir esta fotografía. Personalmente, creo que todas esas palabras podrían resumirse fácilmente si dijésemos sólo una: Grace Kelly.
Cuando llegué a Londres, a mi nuevo trabajo, uno de los primeros proyectos en los que me tocó colaborar llevaba por título precisamente esa palabra, ese nombre.
Algunos de mis compañeros ya habían iniciado una relación con Grace y, al igual que ellos, yo me tuve que poner al día rápidamente para saberlo todo sobre ella.
Fue entonces cuando Grace y yo nos conocimos. Me tocó a mi romper el hielo. Era una mujer algo distante. Me miraba sólo a veces, muy de vez en cuando. Otras veces miraba a otros, les besaba, bailaba con y para ellos... Me costó ganarme su confianza pero, tras muchos esfuerzos, lo conseguí. Con el tiempo ya hablábamos de sus rodajes, de sus peliculas, sus directores preferidos, sus compañeros de reparto, sus premios, sus fiestas de gala, su infancia, su matrimonio, su familia, su vida en palacio... Lo sabía todo de ella. Había más confianza entre nosotros. A pesar de ello, en ocasiones, seguía sin mirarme fijamente. A veces pasaba de mí y se quedaba hablando con Hitchcock, con James Stewart, con Gary Cooper. A Grace le encantaba estar con ellos también.
El tiempo pasó y hacía más o menos un mes que no había vuelto a saber nada de ella. Un día, por la mañana, al llegar a la oficina, ella ya se había ido. Se había marchado con otras personas. Había conocido a más gente nueva con la que compartiría buenos momentos como los que pasó conmigo. Yo no sentía celos. En cierto modo sabía que eso pasaría antes o después. Mi proyecto con ella fue creado con un principio y un fin concretos.
No había vuelto a tener noticias suyas. Pero, de repente, el lunes pasado, sobre las diez de la mañana, ella volvió. Volvió al museo. Y volvió para quedarse unos meses más conmigo, con nosotros. La noticia nos gustó a todos. Nos emocionó a todos. Fue entonces cuando Grace me miro a los ojos fijamente. A pesar de los malos ratos que me pudo hacer pasar sé que mi relación con ella siempre fue cordial, buena. Fuimos amigos. Somos amigos.
Sé que a partir de ahora va a estar muy ocupada. Hay mucha gente que también quiere verla y hablar con ella porque tendrán mucho de lo que hablar, supongo. Grace hizo grandes amigos tanto dentro como fuera del museo. Le he prometido ir a verla a menudo. Volveremos a hablar de nuestras cosas. Le hemos dejado una de las salas del museo para que acoja a todas esas visitas hasta septiembre. ¡Qué mujer! ¡Va a pasar todo el verano en un museo! Para que luego digan que no era simpática. A mí me caía bien. Y lo sigue haciendo.
Gracias Grace. Londres no hubiese sido lo mismo sin ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario