martes, 18 de mayo de 2010

Visitar Londres en tres días y no morir en el intento

Aeropouertos, unos vienen otros se van
igual que Alicias en ciudad.
Dejarse llevar suena demasido bien.
Jugar al azar,
nunca saber donde puedes terminar
o empezar
Vetusta Morla – Copenhague

Moni ha venido a visitarme. Londres la acogió el pasado jueves con los brazos abiertos, al igual que yo. Siempre es agradable estar fuera porque los que están allí, sea donde sea, vienen a verte.
Por delante tenía, teníamos, tres días de visitas incesantes y toda una ciudad llena de posibilidades antes nosotros. Moni quería verlo todo. Yo quería que Moni lo viese todo. Y sí, efectivamente, lo vimos todo. Todo, todo y todo. Absolutamente todo. Creo que nuestros pies saben de lo que hablo ahora mismo.

Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar
- Antonio Machado -

Cuando lean todo lo que hicimos en esos tres días, y que a continuación relataré, puede que comiencen a percibir un dolor letal en la planta de sus pies que sólo será aliviado al darse cuenta de todo lo absolutamente maravilloso que Londres ofrece a todo el que viene.

Please mind the gap between the train and the platform

Día 1
Desayuno en casa. Moni se niega a desayunar. Segundo intento para que Moni desayune. Moni se niega a desayunar.
Nos vamos directos a la zona económica:
The City nos esperaba. Allí los rascacielos más modernos y futuristas se funden con los edificios más antiguos y llenos de historia. Tiendas caras, dinero, bancos, Norman Foster y su arquitectura vanguardista... y elefantes decorativos.
Directos a The Monument. Columna de tan sólo 311 escalones. Giros y más giros y la meta cada vez más lejos. Inhumano subir eso a pie. Eso sí, las vistas desde lo alto merecen el esfuerzo. Fotos. Bajada (de nuevo 311 escalones uno a uno). Diploma acreditativo del esfuerzo.
Paseo por el río hasta la Torre de Londres. Sol. Calor. Mucho calor. Fuera abrigos. Gente, gente y más gente. Desde allí, fotos al puente de la torre de Londres (no confundir con el puente de Londres, que también lo vimos, cómo no).
Otro paseo hasta el puente. Visita al museo y pasarelas del puente. Seguimos la línea azul (Moni no quería desviarse ni un milímetro) para visitar la última parte del museo del puente de la torre. Cruzamos el río para citarnos de nuevo con Foster y sus edificios. Moni se emociona con tanta arquitectura junta. Entramos en todos los sitios posibles e incluso en algunos imposibles. Paramos para comer. Bocadillo de embutido español... relax.

Arrancamos motores para llegar al puente de Londres (ahora sí, el puente real). Lo cruzamos. Fotos. Vuelta hacia atrás para llegar a
Southwark Cathedral. Visita al interior. Visita al exterior. Gente comiendo y ensuciando todos y cada unos de los pequeños jardines de la catedral. Nos vamos. Shakespeare nos esperaba. Visita al Globe Theatre, al lado de la galería Tate Modern. Visita a la galería. Modernos, arte, obras, más modernos, bohemios...

Salimos del museo directos a
St. Paul's Cathedral. Para llegar allí, cruzamos el Millenium Bridge, por supuesto. Visita a la catedral y de nuevo al metro. Próximo destino: Candem.

Mercadillo, puestos, ropa, gente, turistas, más gente, comida, gente, gente, gente... Visita obligada a
Cyberdog. Moni no es capaz de asimilar tanto contraste en un mismo barrio. Cyberdog supera lo imaginable.
De Candem de nuevo al metro para llegar a otra estación. Esta vez, una estación no de metro si no de tren. King's Cross Station. Andén nueve y tres cuartos. Fotos. Niños emulando a Harry Potter. Atravesamos el andén y por arte de magia aparecemos en Piccadilly Circus. Luz y color. Última parada del día.

This train is now ready to depart

Día 2
Desayuno en casa. Moni sigue sin hacer caso.
Metro hacia Baker Street: Sherlock Holmes y, por supuesto, Madamme Tussauds. Cola infernal e interminable. Caradura que intenta colarse. Fran y Moni unen fuerzas para que el 'supuesto carterista' fracase y lo logran. Conseguimos entrar al museo de cera. Fuera dolores y cansancio.

Actores, actrices, cantantes, deportistas, pintores, reyes, reinas, príncipes y princesas, escritores, presidentes... y visita al pasaje del terror. Fran ríe, Moni (casi) llora. 135 fotos. Salida al exterior. Vuelven los dolores, el cansancio pero no se puede parar. Próximo destino: Portobello y Notting Hill.
Mercadillo, tiendas, ropa, moda vintage, objetos retro, rebajas, comida, olor a comida... hambre.
Directos a St. Paul's Cathedral para hacer, de nuevo, picnic español, con productos españoles. Relax amenizado por un niño-experto-estrella del diábolo.
Visita al interior de la catedral. El cansancio nos obliga a sentarnos en los bancos justo cuando, sin esperarlo, comenzaba una misa. Cánticos, coros, sacerdotes y gente, mucha gente.

De la catedral a uno de los símbolos de Londres, del mundo. El Big Ben. De allí, vamos a la Catedral de Westminster. Torre cerrada, no se puede subir. Vuelta al Big Ben pero antes: Westminster Abbey. Fotos. Cabinas rojas. Taxis. Autobuses. Casas del Parlamento, Río Támesis, London Eye. Atardecer. Fotos y más fotos.
El sol se va poco a poco. Nosotros también, pero hacia Downing Street. Número 10. Seguridad, rejas, policía. De allí a Trafalgar Square, National Gallery, Covent Garden. Pies doloridos. Reposo momentáneo y... Oxford Street, Regent Street, Piccadilly Circus, Soho, Chinatown... Dolor. Directos a casa.

Stand clear of the doors, please

Día 3
Fran desiste en su intento para que Moni desayune.
Directos a
Green Park y St. James' Park. Toca visitar Buckingham Palace. Cambio de guardia. Policía. Rojo. Música. Gente y más gente.
Del superpalacio al supermuseo: British Museum. Pero antes, Marble Arch y Speakers Corner en Hyde Park. Y, por si fuera poco con un museo: National History Museum, Science Museum y Victoria and Albert Museum.
Dentro del V&A Moni se enamora de la galería de arquitectura, de la sala de réplicas donde está el David de Miguel Ángel, El Pórico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela y, entre otras obras, columnas trajanas de tamaño descomunal. Moni se quiere quedar a vivir en el Victoria and Albert Museum.
De allí, a pesar de la lluvia y el dolor de extremidades (todas), visita obligada al
Royal Albert Music Hall. Y de allí a Harrods. Ostentosidad. Recargamiento. Precios desorbitados. Moni alucina con todo ello. Nos perdemos entre los sofás y las televisiones de plasma de tres dimensiones. Comienzan a cerrar Harrods y Moni y Fran no encuentran la salida. Soledad. Miedo. Salida (por fin).
En ese mismo momento decidimos parar porque la otra opción que nos quedaba era morir y no nos apetecía mucho en ese momento, aunque nuestros pies sólo desearan ese final.

El bus National Express A6 con destino a Stansted Airport
va a efectuar su salida en breves momentos

Moni se va al aeropuerto. La nube de cenizas volcánicas amenaza con cancelar vuelos y cerrar aeropuertos. Confiamos en que nada de esto ocurra. Moni duerme en el aeropuerto, o lo intenta. De madrugada, el temido mensaje: 'vuelo cancelado'.

Los aviones no pueden volar,
pero ellos no lo saben, no lo saben.

Se balancean en la aurora boreal
o
se deslizan encima de las nubes.

Amaral – Los Aviones No Pueden Volar

Moni se desespera y tiene que volver a Londres. Un día más en esta ciudad. No eran tres días si no cuatro. Londres decidió relagarle un día más a Moni. Ella, entre el sueño y el cansancio, lo agradeció igualmente. Disfrutar de esta ciudad un poco más es algo que no hay que dejar escapar.
Pero esa misma noche había que volver. Primero a la estación, luego al aeropuerto. Moni duerme en el aeropuerto, por segundo día consecutivo. La nube de cenizas vuelve a despertar la preocupación y el miedo. Sin embargo el vuelo sale a su hora. Moni regresa a casa.


Lo siento. Visitar Londres en tres días cansa y sé que ahora muchos, al leer todo esto, también lo estáis. Por eso, os dejo descansar. Espero que Moni también lo haga para que pueda asimilar tranquilamente el viaje tan inolvidable que acaba de hacer.

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